miércoles, 14 de octubre de 2009

LA IZQUIERDA INCIVILIZADA

LA IZQUIERDA INCIVILIZADA

No tengo nada en contra del masismo ni con la derecha decadente, que yo sepa o al menos nadie me lo ha dicho; pero, creo que utilizar argumentos –como la felicidad– o la meteorología –como el sol, la tierra, la lluvia, la luna, el frío– para justificar toda una política deprecatoria y castrante del sistema democrático, es pasarse ya de asno; al parecer, para los indigenodemócratas, no importa utilizar el argumento que sea, cuando no se tiene mejores entre manos. Este modo de proceder, este método y recurso, sólo puede venir de una izquierda incivilizada y silvestre; pues, como sabemos, la izquierda de nuestro país, no fue a escuelas y colegios de buena calidad, asimismo, la derecha aparece como civilizada, por tanto, si hubiera una izquierda civilizada, señor, ya no sería izquierda. Por eso, esa facción neopopulista, roja, de los García Linera, no pasa de ser una izquierda vergonzante, con una melancolía, casi imposible, de ser derecha. No podemos olvidar, que en la escuela, el colegio y la universidad, nos enseñaron que la izquierda es incivilizada por naturaleza; siguiendo esta lógica, los izquierdócratas de ahora, sólo quieren meter presos a prefectos, exministros, expresidentes, jueces y fiscales, y si podrían quemar iglesias y violar ñustas, lo harían. Entonces, hablar de una izquierda civilizada, nada, es pedir peras al olmo, es referirse a una izquierda ebria ¿Dónde y cuándo hemos visto una izquierda civilizada? Sólo en los chiqueros, cárceles, cantinas y lenocinios, creo. Posiblemente, tentados, dirán algunos, que ya hay algo de civilización en la izquierda con García Linera, Juan Ramón Quintana, Héctor Arce, Sacha Llorenti; pues, no. Lo que tiene esta izquierda incivil, es a los tres mosqueteros, aunque, los tres mosqueteros en la novela de Alejandro Dumas, eran de derecha, y conocemos también que los tres mosqueteros eran cuatro. Para el masismo, estos espadachines de la nueva política nacional, se birlan derecha cuando quieren y hasta el empacho: García Linera, no es más que la esencia de la agresividad desnuda de chico raro con poses de macho falso; Juan Ramón Quintana, es el rostro de Mefistófeles, encarnado en el ministro de hierro; y Sacha Llorenti junto a Héctor Arce, intentar mostrar y representar una democracia elegante, pero todavía incivilizada. Estos tres mosqueteros que juntos hacen cuatro, si reunieran sus espadas en un haz de acero, no dudarían en cargarse a cien mil hijos de derechas; estos personajes, capaces de sembrar el terror y la confusión, están haciendo su paso por el poder, chamuscándose a la brasa, la parrilla y la plancha, con la misma intensidad y pasión que el tristemente célebre zorro Berzaín o el ministro de la cocaína, Arce Gómez. La gran diferencia entre los mosqueteros de Dumas y de los masistas es que, los primeros, eran conocidos y apreciados por el pueblo, pero, los segundos, dentro de la impopularidad generalizada del político en Bolivia, nadie suele reconocerles en la calle; eso sí. Sabemos que quieren quedarse en el poder y por del poder, usando como señuelo a Evo Morales, el masismo y sus hordas ya sueñan con un gobierno incivilizado por los próximos cincuenta años. Así las cosas, el panorama es más que sombrío, porque el MAS incivilizado, quiere servir a la verdad, pero, partiendo del sofismo político de que hay una sola verdad, la de la intolerancia, la victimización, la etnicización de la sociedad, la corrupción, el discurso grandilocuente, sin embargo, desde que la democracia, como modelo para vivir en sociedad, irrumpe en occidente, existen muchas verdades, casi tantas como mosqueteros esparcidos por el mundo ¿A qué verdad es frente a la cual doblan la rodilla e inclinan la cabeza, los masistas y sus aliados políticos? ¿A qué verdad vamos a someternos los Bolivianos? Ni a la izquierda incivilizada e imbecilizada del MAS, el Movimiento Sin Miedo, el partido Comunista, los movimientos sociales ni a la derecha troglodita de los Marincovich o los Reyes Villa. Si Evo Morales Ayma, no lo pongo dentro de los mosqueteros, es porque, como el mismo lo ha manifestado ante los estudiantes de Ciencias Políticas de la Complutense, no lee libros, tampoco hojas de coca.

Iván Castro Aruzamen
Filósofo y teólogo
Profesor de derechos humanos cordialmente

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