viernes, 20 de abril de 2012

ALVARO GARCÍA LINERA

Mi condición de ciudadano honesto y decente, me impulsa a verter algunas notas, siempre desde mi perspectiva, sobre uno de los personajes más nefastos y obscuros que ha pisado y enlodado la vida política del país en este último quinquenio; advierto que lo que a continuación diré acerca de las acciones y perversiones del segundo manda-MAS del gobierno, son sólo eso, digo yo, aproximaciones, que nunca agotaran todas las pesadillas que este personaje de lengua bífida e ideas ofuscadas esconde tras de sí, por tanto, si la ley contra el racismo, aprobada a expensas de un artículo mío, que causó tanto revuelo y echó  andar al diablo, no me impresiona en absoluto que ahora pudiera aplicarse tan amañada ley a mi forma de escribir u otras (como la censura a la prosa de mi amigo Claudio Ferrufino-Coqueugniot).
García Linera, durante estos últimos años, no sólo ha maquinado todas las argucias criminales contra personas opositoras al régimen, sino que además, es la muestra de cómo una persona malsana, es capaz de lanzar las calumnias más rastreras, más vergonzosas –como el caso Rózsa-, que terminan siendo un supremo insulto a la verdad y otras formas, como la justicia; García Linera, como todo astuto demagogo, para llevar adelante toda una maquinaria de expurgación de sus resentimientos se ha rodeado de una pandilla de verdaderos galgos del poder. Y todo lo ha hecho este personaje nefasto, que ha escrito fábulas dignas de la literatura fantástica antes que verdaderos análisis de teoría sociológica, tan sólo para saciar su sed de venganza.
Yo creo, que por los ademanes, el tono de la voz, las arengas e invectivas contra todo lo que se parezca neoliberal o desatine con el proyecto jacobino suyo, es propio de una de las mentes más turbias, más enrevesadas y obsesionadas por la intriga, que vive en el país; de la mano de Alicia en el país de la maravillas, podemos concluir que, ¿quién sino García Linera? Planeó la matanza del Porvenir en Pando, para sacar del camino a Leopoldo Fernández, y el traslado de opositores a la ciudad de la Paz en condiciones ajenas a los derechos más elementales del ser humano. Él ideó intervenir a los marchistas indígenas del TIPNIS, usando el brazo de su testaferro Sacha Llorenti; él propuso construir la carretera por el territorio indígena, con el pretexto de que no había presencia del Estado, como si éste padeciera de dislexia; a él lo describe el presidente como el ideador de que los campesinos hayan arremetido en todas partes, bajo los efectos de la revancha histórica, contra todo brote de educación y espíritu de superación, actos legitimados por una inteligencia de matemático lírico volcado sobre las ciencias sociales, que no superan la tan vilipendiada mediocridad del burgués boliviano.
No cabe duda, que García Linera con esa mezcla de fanfarria y pseuda super inteligencia, ha acabado hipnotizando a aquellos, que según él nunca tuvieron lugar en el Estado, eso que Souza Santos llama las emergencias; aunque yo creo que García Linera está, cuando habla desdeñosamente, de la separación del cuerpo y el alma, ni siquiera cerca de Platón, sino más bien de las ciencias ocultas y hasta pienso que debe charlar a menudo con los Espíritus de los cuerpos que el gobierno ha matado. Y todo eso no son más que artimañas de una fértil imaginación. García Linera ha hecho del nuevo Estado y su gobierno pluri, un nido de arañas donde se tejen intrigas, comadreos, compradreos y toda suerte de dilapidaciones para quienes osen cuestionar al régimen. El palacio de gobierno es hoy un sindicato sagrado sin sindicalistas donde se decide la suerte del país y de nuestros hijos. A él la historia y el próximo gobierno, deberán ajusticiarlo por haber fomentado y alentado a hacer usura con el patriotismo para engendrar el odio entre los bolivianos y hacer de la ignorancia de las masas un terreno fértil para la angurria de su pandilla, cuando el país necesita de la verdad y la justicia para ser un lugar más habitable.
Estoy convencido de que el señor Álvaro García Linera, ex – terrorista de alta tensión, es el diabólico artífice de defender a sable y mentiras, la inconsistente erección de una nuevo Estado a lo largo de estos 6 años de gobierno masista, por medio de descabelladas y delictivas maquinaciones, reforzadas por una abominable y feroz campaña mediática desde el canal estatal con el fin de desorientar a la opinión pública y encubrir toda una sarta incontable de errores en la conducción del gobierno.
García Linera para mí sólo es un cuerpo capaz de las más atrevidas perversiones políticas de vigilar y castigar; y un espíritu de perversión social. Proyecto o partido político que incuba estos extremos, nada más le espera temprano o un poquito tarde, la descomposición y necrosis ideológica.
Cuando voy para el final de este artículo, dicen por ahí, que el matrimonio del Señor Linera sólo es una más de sus excentricidades y, que por lo demás, hasta la operación de columna que se hizo en la Clínica los Olivos, en realidad, fue un poco más abajo de la cóxis ¿acaso, el Señor Mallku no dijo alguna vez que el Vice fue su íntimo y otras cosas más en San Pedro?

Iván Castro Aruzamen
Teólogo y filósofo

martes, 17 de abril de 2012

FINAL DE VIAJE

FINAL DE VIAJE

Ahora más que nunca sabemos los bolivianos, que el masismo, en la carretera de la historia, camino hacia el 2050, como ha repetido hasta la patada García Linera, creo yo, antes que nada han iniciado el viaje final hacia su propio entierro, de la mano de una ideología bastarda –socialismo del siglo XXI– tan cercana al kamasutra antes que de Maxs, Engels o Lenin.

La lucha por la justicia y la solidaridad, nada tiene que ver con los camélidos sobre los que escribe la historia de Bolivia, el masismo embotado de cholos viscerales; tengo la impresión, verdá no mas diría cualquier cambita de por ahí, que el país se está cayendo a pedazos ­–igual que la lepra- y no nos queremos dar cuenta; porque Evo Morales, el indio otrora dice él sojuzgado, hoy, no es ni más ni menos que un indio alzao; y los cocaleros y los ponchos rojos y verdes y las bartolinas y los narcos y los contrabandistas y los militares, están haciendo un viaje al pasado en ruinas de los incas, aunque en su pequeño imaginario crean venir del futuro; en el idealismo más ramplón ya han aterrizado en el reino de Pachacutec; pero, no cabe duda, de que en la praxis se mueven –unos cuantos– en una sociedad consumista galopante, que vive de la masturbación hedonista y los paraísos artificiales del desarrollo primer mundista.

Quiero confesar, tras un merecido silencio, he llegado a la conclusión, de que no quiero viajar hacia ningún pasado de ceniza ni futuro alguno inexistente, y, que tampoco estoy ni con unos ni con otros, ni con un oriente como el de Costas y compañía, inmerso en el desenfreno, el derroche, la majadería (Persi Fernández), una sociedad cruceña kaligulezca, tampoco, con el occidente altiplánico, sumido en la pobreza, la violencia, el narcotráfico, la borrachera; estos dos rostros del Estado pluri, no son sino la faz de una sociedad decandente y abyecta. No. Yo estoy con los campesinos, los agricultores pequeños, los pobres entre los pobres, los desvalidos, los ultrajados, los postergados de este nuevo Estado.

Después de todo, no irán muy lejos los masistas, porque viajan hacia el pasado pensando en el futuro. Ha empezado a llover azufre sobre la carretera por la que viajan los masistas recalcitrantes. El masismo en su viaje, junto a su capataz y los arrenderos no saben si vienen o van, se mueven en la historia como ovejas descarriadas. Cuando la gran mayoría de los bolivianos hemos recurrido a la fotosíntesis humana para sobrevivir a la miseria de este país; seguro, se manifestarán los obreros, los indígenas del TIPNIS, los médicos, los choferes, los desocupados y los más, porque de la pobreza y la miseria que nos espera luego del paso del masismo ¿nos salvará el Opio de Cocteau, la cocaína que se produce por toneladas en cualquier parte del país, el Diario secreto de Ferrufino-Coqueugniot, Norte de Paz Soldán? ¿Quién rayos nos va a salvar de la hecatombe social que nos espera al final del viaje? Al final de este viaje sáfico, de la mano del masismo, no nos esperará ningún final feliz, pues, como dice Luis Tapia, el régimen está teñido de antipopulismo y antindigenismo; lo que caracteriza a este gobierno es la tiranía sindical y la ignorantocracia; mientras llega ese final, tengo yo la suerte de que todas las tardes me esperan mi mujer y mi hijo, como dos gatos con sus ojos destellantes de esperanza.

Iván Castro Aruzamen

Teólogo y filósofo