miércoles, 14 de octubre de 2009

EL REUMATISMO IDEOLÓGICO

EL REUMATISMO IDEOLÓGICO

Los políticos del presente –y los de antes–, a mí, como tantos otros bolivianos, nos andan matando las esperanzas. Cada día vienen asesinando nuestros sueños de un país democrático y de derecho. Ahora, nos salen con que van a regalar una portátil a los maestros, y que en unos años más, no sabemos si será a fines del 2050, todos los estudiantes del sistema fiscal, el gobierno les dotará de una computadora personal; “Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé! (…) Serán talvez los potros de bárbaros atilas;/ o los heraldos negros que nos manda la Muerte”, decía César Vallejo; ya venía diciendo yo, que los chicos pawer de la política gubernamental, andan en drogas; y esas enfermedades no se curan nunca, igual que el cáncer, el reumatismo, la diabetes, la leucemia, entre otras; tampoco se cura ni curará el reumatismo ideológico de los chicos raros de izquierdas; comprendiendo o no este peligro, los opositores han montado partidos y asociaciones ciudadanas, esperando un milagro en las elecciones de diciembre.

Si de enfermedades hablamos, bien sabemos que muchas de ellas, pasa el tiempo pero no matan, o no matan tan pronto, aunque duren toda la vida. El reumatismo y la artritis son de esas enfermedades longevas; si no se le presta atención a tiempo, el reumatismo masista, puede quedarse con nosotros mucho tiempo, como una forma de reumatismo y una imposibilidad de cambiar de postura, en pocas palabras, un lumbago ideológico, pues, así de deformada está nuestra cultura política. A los políticos que vienen matando las esperanzas de la gente, hipotecando el futuro, nos están haciendo pasar gato por vizcacha, y un castigo ejemplar, además de la cárcel, sería sacarlos desnudos en las portadas de los diarios –previa orden judicial– como una manera de dilapidarlos con el plomo tipográfico de los mas media; así podríamos ver las deformaciones que tienen debido al reuma ideológico, tan lleno de corrupción, discurso, sobre todo, atolondrado por la droga sindical. Supongo, que el gobierno, no pondría objeción a esto, ya que tanto habla de la libertad de prensa, por tanto exhibir en pelotas a ministros, viceministros, diputados, senadores, que sufran de reuma ideológico, no dejaría de ser un buen escarmiento.

Los políticos que andan subidos en la cresta del poder, así como los patriarcas en retirada, son culpables de nuestra democracia y su malformación y de su fracaso histórico-político, a pesar de que en su más honda ignorancia y su buena voluntad –además de sus bolsillos– quisieron, posiblemente, hacer un país para todos, pero, acabaron (acaban) haciendo un país para nadie; el socialismo del siglo XXI como el neoliberalismo de ayer, dejados a su libre albedrío y juego devorador, totalizador y estúpido, pueden llegar, bien sabemos, a despedazar la vida, a ensombrecer la luz del mañana y terminar devorándose así mismos, también al país, con un apetito de León africano, que nadie hubiera sospechado siquiera.

¿En qué se diferencian los políticos de izquierdas de los de derechas? Yo creo que sólo en la corbata. Sí, tan sólo eso, pues, a los de derechas les gusta ir de corbata, a los de la izquierda también, pero se reprimen ¿En qué se diferencian políticos como Gustavo Torrico, César Navarro o Lourdes Millares, de un llant´ero, cortador de eucaliptos? Casi en nada. Estos señores al igual que los corta eucaliptos, atacan lo mismo que a las plantas al pueblo, con la misma furia, con el mismo impulso animal, con la misma rapidez y con el mismo afán de lucro, político y personal, si no qué hace toda la parentela metida en el asunto del Estado. Digo estas cosas de los políticos y sobre los políticos, para no traicionar mi alma y mi karma, porque soy un hombre de buena y con un poco de fe, quizá no alcanza todavía el grano de mostaza; y, además, porque estoy convencido que cada político que hemos tenido ha sido un reprimido de no sé qué, pero, que les ha gustado cortar, romper, destrozar, fracturar, traicionar, serruchar, robar –al país– y eliminar sin asco a quien se le cruzara en el camino, lo sabe todo el mundo.

Ahora que sabemos que el reuma ideológico es incurable, mejor prevenir antes que padecer sus nefastas y dolorosas consecuencias, no.

Iván Castro Aruzamen
Teólogo y filósofo
Profesor de derechos humanos cordialmente

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