jueves, 12 de marzo de 2009

DEMOCRACIA Y DERECHOS HUMANOS

DEMOCRACIA Y DERECHOS HUMANOS

A Justy de Tezanos, por su pedagogía de la libertad

Las muertes en Pando, hasta hoy, aún después del tendencioso y parcializado informe “Matarollo”, continúan bajo un manto de misterio, o la impunidad de sus ministros por la que ha optado el gobierno; ocurre lo mismo con los hechos de la Calancha, en Sucre, a pesar de que la participación del ministro Alfredo Rada es más que evidente; estos y otros casos, abren la vía para denostar la actitud que tiene el masismo ante la democracia; toda democracia saludable, no se ubica en la contraposición amigo–enemigo sino en la de amigo–opositor, pues, intentar aniquilar y destruir al adversario es lo más antidemocrático que existe, sea por el camino y los medios que fuese.

El colectivismo comunitario del mundo aymará, por ejemplo, es totalmente contrario y lesivo hacia la construcción de una verdadera democracia formal y substancial; ya que estas capas sociales, aceptan ideologías y prácticas dominantes centradas en el paternalismo, clientelismo, y todo tipo de subordinaciones, mas aún las económicas, como los cheques venezolanos; de ahí que, como en ninguna otra parte del país, en el altiplano boliviano, el interés de los ayllus por los ideales democráticos es prácticamente mínimo o nulo. En ese contexto, sólo se pueden esperar que se propicien expresiones de autoritarismo, intolerancia y sumisión, no cabe otra interpretación, ante la saña con que actuó la masa inconsciente, en Sank’ajawira (provincia Omasuyos), que acabó despojando a don Víctor Hugo Cárdenas de sus bienes; cualquier expresión de autoritarismo, así sea comunal, es contraria al espíritu democrático.

El gobierno debiera entender –por encima de las estrategias armadas por García Linera y su interpretación marxista de la realidad– que la “democracia se funda en los derechos” y se ejercita en la defensa de los derechos; más allá de Marx, los derechos humanos, los indígenas, los de género, los culturales, los individuales, los colectivos, obligan in situ y producen responsabilidades, así como alientan solidaridades; cuando el leguleyismo del Viceministro de Justicia, Wilfredo Chávez –en realidad ministro de Justicia en ejercicio–, le hace sostener, que la defensa de los derechos pasa, exclusivamente, por las manos de un fiscal, olvida de manera propedéutica y crasa, que los derechos humanos son una construcción histórico cultural en torno al “derecho a la vida”; es más, estoy convencido, de que todo estudiante regular de la carrera de ciencias jurídicas, tras culminar sus estudios, sabe que el discurso de los “derechos humanos apela a la humanidad como paradigma normativo superior de la convivencia social” y esto mismo obliga a todo poder constituido, a defender la vida ante cualquier vejamen; asimismo, por esta razón suprema del derecho, es que surge la defensa a la ciudadanía cultural, que se centra en el derecho a ser diferente, a disentir, a criticar los actos de quienes detentan el poder. Y por esa misma razón, el ex Vicepresidente, Cárdenas, defendió la postura del No, lo que le ha costado, finalmente, el avasallamiento de su derecho individual a la propiedad, al igual que muchos otros bolivianos en el occidente y oriente boliviano.

Ante las actitudes autoritarias de Evo Morales y su entorno, o frente a la acumulación de privilegios, cada día mas notorio, de algunos jerarcas del MAS (Gustavo Torrico, jefe de los Satucos, o Antonio Peredo y su rayano discurso guerrillero), miles de ciudadanos han ido entendiendo que tienen “derecho a la desobediencia civil”, porque no hay disposición jurídica que pueda abrogarla. Todo ejercicio democrático, no puede no contar con prácticas de desobediencia civil, para hacer frente a la exaltación del poder por medio del Estado, de algunos grupos elitarios arcaicos (restauradores). El porcentaje alcanzado por el No es una eminente expresión simbólica, que apela a la capacidad de razonar y de llamar la atención al sentido de justicia de los actuales gobernantes; existen, pues, muchas mixtificaciones y, sobre todo, mitos (El paraíso incaico, La reencarnación de Pachacutec en Evo Morales) y ritos (El puño levantado, La Willancha, La k’oa, usadas políticamente) que encierran a la democracia y la legitiman en el poder de unos pocos.

Como el masismo es flexible con la corrupción y su caldo de cultivo, la salacidad, y de esto sí que saben hacer buena gestión los masistas; sin embargo, desconocen la “ética de la democracia”, que tiene como “fundamento último a los derechos humanos”; y que la democracia posibilita la constitución del primer derecho, la conciencia del derecho a tener derechos, y, que no basta con plasmarlos en papel o impecables declaraciones jurídicas, porque la realidad está por delante de cualquier constitución política, por muy elaborada que sea, en cualquier parte del mundo.

Iván Castro Aruzamen
Teólogo y filósofo
Profesor de derechos humanos

FICCIONES DEMOCRÁTICAS

FICCIONES DEMOCRÀTICAS

No cabe duda de que en nuestro país durante los tres años de gobierno masista, sólo se han ido construyendo “ficciones democráticas”, que atentan, socapadamente, el derecho de todo una sociedad para gozar de una verdadera “democracia radical”; por tanto, lo que vivimos los bolivianos es nada menos que una “democracia limitada”, por la intervención autoritaria del poder ejecutivo.

Una de las primeras afrentas del MAS, ha sido la violentación de los mecanismos que posibilitan la puesta en práctica de garantías en torno a la igualdad frente a la ley; mientras Santos Ramírez, goza de ciertos privilegios procedimentales en su detención, otros, como los ciudadanos pandinos, son arrastrados en la más completa orfandad jurídica; la democracia rechaza todo tipo de moldes autoritarios y excluyentes como la del masismo.

Asimismo, hay que recordar que las elecciones por sí solas no vuelven democrática una sociedad. La última experiencia electoral, del pasado enero, nos demostró que el sistema de “partido de estado” es una bofetada contra la democracia, y peor aún si este induce el voto de los ciudadanos por consigna; de ahí que, muchos electores conscientes (40%) no les queda otro camino, más que la sublevación en contra de ese voto encadenado, que no hace sino humillar y despojar la voluntad ciudadana del sufragio libre; el voto controlado, que es el sostén de la noción de democracia manejada por el MAS, deviene, en una lesión gravísima de la libertad democrática, más complicado, se este ejercicio, por medio de la compra de votos, coacción e inducción, acaba por degradar el sentido electoral de toda democracia radical.

La democracia, desde el ámbito de la libre determinación, constituye un bien social de todo Estado, frente a la injerencia foránea. No podemos olvidar que, en otros momentos de la democracia boliviana, gobiernos como el norteamericano u otros, gobernaban a nuestros gobernantes; la figura no ha cambiado en absoluto, porque Chávez o el embajador cubano, gozan de una enorme influencia en la decisiones estatales del actual gobierno; una verdadera democracia implica soberanía, estado de derecho, vigencia de libertades, garantías individuales, circulación de ideas e información, pluripartidismo y relación entre mayorías y minorías; todo esto debiera ser expresado a través de un complejo de instituciones visibles del Estado, lo que en nuestro país pasa por un continuo desmantelamiento.

El gobierno de Evo Morales y Álvaro García Linera, en la democracia presente, no ofrece garantías para la existencia de una oposición, creativa y propositiva, así como el terreno para una sana competencia, porque desde el gobierno no se tiene idea de lo que significa el respeto a la diversidad, la pluralidad, la tolerancia y la puesta en práctica de un método de convivencia, que permita la expresión de disensos o la construcción de verdaderos consensos, permitiendo así la formulación de decisiones colectivas serias.

Dentro de los límites, que permite la democracia (democradura) moldeada por el masismo, las “cortinas de humo” para tapar escándalos u ocultar el rostro de la ineficiencia en la conducción del aparato gubernamental, se han convertido en el aporte más genuino que han logrado por el momento, sobre la comprensión de lo que se entiende por democracia. Por ejemplo, Evo Morales, intenta tapar los desfalcos de YPFB, que han manchado el discurso de cambio de su gobierno, desesperadamente, poniéndose al nivel de los grandes creadores de la novela de espionaje, como el inglés John Le Carré; “El espía que surgió del frío” de este último, ha sido sustuida por el “Espía que surgió de la corrupción”.

Las ficciones democráticas, creadas por el MAS son muchas otras, de las que posiblemente, nunca nos lleguemos a enterar, pero, innegablemente deforman el ejercicio democrático de todo un país, que empieza a tener una incipiente vocación democrática.

Iván Castro Aruzamen
Teólogo y filósofo
Profeso de derechos humanos