jueves, 30 de julio de 2009

LA DEMOCRACIA DE LOS DEMEDIADOS

LA DEMOCRACIA DE LOS DEMEDIADOS

En la Avenida Aroma esquina 25 de mayo, desde hace años, vende libros viejos, un paceño de rostro cincelado, ignorante en títulos y autores, sólo le mueve la idea de ganarse la vida, comercializando esos libros, muchos ya fuera de circulación y que los trae de la frontera peruana. “El hombre de los libros”, me he acostumbrado a llamarlo, aunque nunca hemos cruzado más palabras que, “has traído nuevos libritos”; muchas veces le oí esgrimir putazos contra Evo Morales y sus cocaleros, cuando estos bloqueaban la carretera y el buen hombre no podía viajar para buscarse el sustento de cada día. Sigue ahí sentado el hombre, de martes a viernes. Entre los muchos títulos y autores que me facilité por su medio, un día cayeron entre mis manos, cuatro de los cinco tomos que componen su novela épica, denominada “Baladas y Cantares”, de Manuel Scorza, y un Italo Calvino, “El Vizconde demediado”; la trama sencilla y diáfana de Calvino me marcó para siempre. El Vizconde Torrealba, demediado por un cañonazo en el campo de batalla, regresa a su comarca y deambula partido en dos mitades, es decir, convertido en un “medio ser”, con un lado bueno y otro malo, con una cara negra y otra blanca, un medio ser atrapado en la angustia existencial de Soren Kierkegard ¿Quiénes serían hoy los medios seres, los demediados en nuestra política nacional? me pregunto. Seguramente, todos o casi todos los políticos.



Ninguno se salva, por eso mi escepticismo es enorme frente a los políticos; ni siquiera un hombre como el extinto demócrata cristiano, Benjamín Miguel, pudo escapar al sablazo demediador de la política. Son todos o casi todos los políticos en Bolivia medios seres, digo, hasta los recién aparecidos, los cachorros del MIR y UN; Rodrigo Paz, hijo del más demediado de los políticos, no sólo estéticamente, Jaime Paz Zamora, y, el pupilo del industrial cementero, Samuel Doria Medina, el diputado, Peter Maldonado; ambos candidatos a la presidencia de la República, en ese camino de renovación, se postulan como una salida alternativa; aunque la imagen del político en nuestro país, está por demás deformada, quizá por debajo de la de una meretriz –un poeta chileno, dice, que éstas son los seres más caritativos y bondadosos, porque acogen a todos sin importar su apariencia, condición social ni religión, sin discriminación–; veremos cómo irá eso del recambio generacional, que es necesario en nuestro mundillo político; los seres demediados, decíamos, abundan en nuestra política: unos, los de derecha, tienen mucho de fachos y algo de demócratas, y, los otros, los de izquierda, totalitarios, intolerantes y demócratas, quién entiende a esta rara especie de demediados.



Todo el gobierno actual, diríamos, está compuesto de medios seres, de demediados calvineanos: uno –y algunos más– de ellos quiere mostrar un semblante demócrata y medio cristiano (Sacha Llorenti), otro es medio demócrata y liberal capitalista (Walker San Miguel), aquél de allá demócrata y banzerista (Juan Ramón Quintana) y los otros, muy cerca, demócratas y marxi-socialistas (García Linera, Antonio Peredo, Alfredo Rada), y el resto de la recua masista, empezando por el presidente Morales, demócratas y medio indígenas, es decir, con una identidad demediada, porque no han acabado de asumir ni lo uno ni lo otro; en la reciente cumbre de emergencia del grupo de Rió, donde los políticos demediados, los medios seres, que gobiernan algunos países en nuestro continente, uno de ellos, el medio ser, Raúl Castro, heredero de la presidencia (corona) cubana, ha dicho que Evo Morales representa a los nacidos y explotados de América Latina, como si todos fuéramos unos seres demediados, de la misma calaña que los revolucionarios de la izquierda troglodita de los sesenta.



La consecuencia de que vivamos bajo el régimen de medios seres, claro, digo, paisano, no puede ser sino, el vivir en una democracia sin constitución; “y la que se aprobó recientemente, profe”, me dice, el guardia de seguridad. La constitución que tenemos, no es más que un borrador, le respondo, y si no cómo explicamos de que tu contrato y el mío siga siendo temporal, a pesar de los años que uno va en la pega. Un borrador es algo así como una prueba, un ensayo, para ver si resulta algo, por tanto está, sometido a la manipulación; en un borrador, bien lo saben los novelistas, lo que se escribe con el puño se puede borrar con el codo o un pelikan; como el gobierno de los masistas es de borrador y una constitución también en borrador, es que miles de bolivianos, a pesar de la cacareada refundación en un Estado Plurinacional, continúan sin un empleo digno, sin derecho a llevar el sustento a sus familias, y los que tienen un empleo, muchos, miles son inseguros e inestables, temporales, igual que el de mi amigo el guardia de seguridad. Esa es la constatación de que Evo Morales lleva un borrador en el bolsillo, un texto descontextualizado.



Por tanto, esta democracia plurinacional del MAS, mientras tenga una constitución aprobada que en la práctica no pasa de ser un borrador, seguirá siendo una democracia hecha a la medida de los medios seres, demediados, de mitades. Porque la mitad con cara blanca, la buena, no sé si es la derecha o izquierda de los políticos del masismo, está enfrascada en sorber lo más que pueda en el remanso del capital del Estado y la otra mitad, con rostro negro, la mala, habla de revoluciones y procesos de cambio, frases que a mí me ponen de espanto el epigastrio, que es donde se me ponen las cosas, porque me suena a discurso de la confederación de la “Guerra de las Galaxias”, de George Lucas. En nuestro país, no necesitamos medios seres ni Vizcondes demediados en la política, para devolverle a la gente la esperanza y construir una sociedad igualitaria y no igualadora como quieren hacer los masistas. Los cachorros de la política sepan que queremos políticos enteros, no demediados y Makakos de charretera y boina.



Iván Castro Aruzamen

Teólogo y filósofo

Profesor de derechos humanos

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