domingo, 4 de enero de 2009

EL ARTE DE GOBERNAR

EL ARTE DE GOBERNAR

Un proyecto político, que busca administrar el Estado, ineludiblemente, debe responder a preguntas que flotan en el imaginario social; por ejemplo: cómo gobernarse, cómo ser gobernado, cómo gobernar a los demás por quién se debe aceptar ser gobernado, y, la pregunta más urgente a ser respondida, qué hacer para ser el mejor gobernante posible. Evo Morales, el Presidente indígena –según el discurso oficialista–, discriminado por el racismo del Poder Judicial, no pasará jamás a la historia como el mejor gobernante que tuvo el país; sencillamente, porque García Linera, personaje cuyas pasiones han tomado oscuras direcciones, le dio al pobre indiecito a leer el “Arte de la guerra”; pues mucho más provechoso habría resultado el proporcionarle algún texto sobre el “Arte de gobernar”.

La práctica política –cínica– del MAS intenta borrar un propósito irrenunciable de toda verdadera democracia, como es el bien común. Existe bien común cuando todos obedecen sin desfallecer a las leyes; también, si los funcionarios públicos ejercen bien los cargos que se los otorgan; asímismo, si practican bien los oficios a los que están destinados y respetan el orden establecido; en la medida al menos en que este orden es conforme a la leyes; sin embargo, lo masistas no ejercen óptimamente los cargos ni obedecen la ley, mucho menos respetan el orden; de ahí que el gobierno sindico-comunista esté despojando a la democracia, el bien común.

Evo Morales, en su balance de un año más de gobierno, reconoció que los esfuerzos del gobierno se centraron en la agenda política (amigo/enemigo) por encima de una productiva gestión de gobierno. El arte de la guerra, no concibe que un gobierno tenga que actuar de modo que se produzca la mayor riqueza posible y que se proporcione a la gente recursos suficientes, o incluso los mayores recursos posibles, pero nunca por medio del clientelismo y la dependencia. El arte de gobernar, que necesita el masismo, señala que las cosas de las que el gobierno debe hacerse cargo son los hombres y mujeres, pero en sus relaciones, sus vínculos, sus imbricaciones con esas cosas que son las riquezas, los recursos, las provisiones, el territorio; es decir, el ser humano con toda la complejidad de sus relaciones. Este arte de gobernar, no es reduccionista ni parcializado sino incluyente, pues, aún los que se consideran indígena-originario están atravesados por una compleja red de vínculos y relaciones que se extienden más allá de lo puramente étnico.

La efectividad de un buen arte de gobernar aplicado por un gobierno se mide por la perfección, la maximización y la intensificación de los procesos que dirige; los masistas hasta ahora no han logrado ni la perfección, maximización ni intensificación de la gestión pública, porque todos los instrumentos utilizados, son leyes y decretos antes que tácticas diversas para mejorar la vida de los bolivianos. No se puede esperara mejores resultados, cuando un gobernante no tiene paciencia, sabiduría y diligencia, condiciones necesarias para todo buen gobernante.

El Estado de justicia, el Estado administrativo y un Estado de gobierno, que se apoye esencialmente sobre la población no están contenidos dentro del proyecto masista. El MAS sólo busca potenciar al caudillo, y los instrumentos que usa para este fin son leyes, ordenanzas, reglamentos, destituciones; es decir, las armas tradicionales de endiosamiento del duche, del führer, del wiracocha.


Iván Castro Aruzamen
Teólogo y filósofo
Profesor de derechos humanos

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