jueves, 16 de octubre de 2008

EL DIÁLOGO DEL CAZADOR

EL DIÁLOGO DEL CAZADOR
Desde todos los ámbitos de la sociedad ha brotado un clamoroso pedido: la urgente necesidad de construir un diálogo responsable, concertado, lúcido, que abra el camino hacia una paz social duradera en el país; y que de una vez por todas los acuerdos sean hechos en función del bien común; está claro: se necesita el diálogo ¿pero qué tipo de diálogo? Un diálogo que trascienda la mera dialéctica, por lo tanto que vaya más allá de una presunta objetividad –objetividad entendida como el reinado de una lógica divorciada totalmente de toda comprensión de lo humano como un criterio de riqueza.
El gobierno del MAS, sin embargo, se empeña tozudamente en llevar adelante el diálogo desde un criterio demasiado objetivo y dialéctico. Un sencillo ejemplo puede ayudarnos a entender y explicar la actitud del poder ejecutivo. Un policía encuentra un borracho que, en plena noche, busca a gatas su llave bajo la única luz en varios kilómetros a la redonda.
“¿Qué haces?”, pregunta el policía.
“Busco la llave de mi casa”, contesta el borracho.
“¿Lo has perdido aquí?”.
“No, pero es el único sitio donde hay luz”.
Pues, la única luz con la que el masismo intenta apoderarse del poder total, no es otra que el racismo encubierto en el slogan de la revancha histórica; así lo muestra el texto en el preámbulo de su proyecto de constitución: “y jamás comprendimos el racismo hasta que la sufrimos desde los funestos tiempos de la colonia”; sólo la miopía del Zist sim leben (el contexto) puede llevar a esta visión histórico-acrítica.
El país necesita avanzar pero no por el camino del diálogo impuesto por el masismo linerista, que busca sólo convencer, es decir, imponer una verdad bajo el eufemismo del rol decisivo en la historia, sometida a las leyes de la objetividad dialéctica. Es así que voceros del gobierno intentan por todos los medios empujar el diálogo a la arena de la lógica donde se libra la lucha entre ideas. Cuando todo verdadero diálogo recíproco se da en el ágora espiritual del encuentro de seres que hablan, escuchan y que se espera sean algo más que máquinas negociadoras; porque sencillamente todos sabemos, que en la arena se pelea a muerte en cambio en el ágora se habla y se escucha. El diálogo que traspasa los límites de la pura racionalidad requiere de una actitud de desprendimiento y no de una estrategia para definir y determinar quien tiene la razón.
Las acciones del ministro Quintana, no muy lejos del proceder de Sánchez Berzain, desdice cualquier intento del ejecutivo, por lo menos de llevar adelante el diálogo dialéctico (político); éste siniestro operador del actual gobierno, ha puesto en marcha una brutal “epistemología del cazador”, es decir, toda una actividad dirigida, planeada, razonada, montada exclusivamente hacia la caza de voces discordantes con el discurso oficial; esto sólo es posible realizarlo desde una razón instrumental, lo que contradice abruptamente lo escrito por el masismo en el artículo 10 de su propuesta: “Bolivia es un Estado pacifista, que promueve la cultura de la paz y el derecho a la paz…”; toda razón instrumental propugnada desde el Estado es contraria al pacifismo y está reñida con la condición humana y, sobre todo, con el amor y la humildad. El cazador desde esta óptica sólo quiere matar o por lo menos herir a su presa para capturarla.
Los paladines del masismo, si miraran más allá de sus narices y escucharan al poeta nicaragüense, Ernesto Cardenal, revolucionario de muchas décadas –no de ayer–, aprenderían un poquito cuando dice: “Las personas son diálogo, digo,/ sino sus palabras no tocarían nada/ como ondas en el cosmos no captadas por ningún radio,/ como comunicaciones a planetas deshabitados,/ o gritar en el vacío lunar/ o llamar por teléfono a una casa sin nadie”; de ahí que un diálogo sincero implique antes que el pensar todo el ser y requiera tanto un corazón puro como una mente abierta, cualidades absolutamente ajenas al masismo de Linera y Morales.

Iván Castro Aruzamen
Teólogo y filósofo
Profesor de Derechos Humanos - UCB

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