lunes, 25 de julio de 2011

JINETES Y BESTIAS APOCALÍPTICAS

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JINETES Y BESTIAS APOCALÍPTICAS

El gobierno actual cabalga, adormecido, sobre cinco bestias del Apocalipsis que son, a saber: narcotráfico, contrabando, corrupción, fraude e improvisación, por este orden de importancia y de gravedad para el país o por el orden que mejor ustedes prefieran. Y los cinco jinetes del Apocalipsis masista son también cinco señores que creen, por el momento, tener la sartén por el mango o por donde quieran, lo cierto es que lo controlan todo; creen que hasta el aire que respiramos los bolivianos es un regalo del pequeño y miserable dios “evonadas”. La historia, lo dije ya, acaba dejándolos sin nada a quienes lo quieren todo. Pero, bueno vamos a seguir charlando sobre los jinetes: a la cabeza marcha, la ingenua ignorancia con cabeza de adobe y paja; lo secunda, una golondrina afeminada hasta el pico; ahora, va como tercero el estrabismo autonomista, sapo tan feo, dirían los Karjkas; y sigue impertérrito, el niño de culito blanco de la seguridad nacional y patético como sólo un canalla puede serlo, y, finalmente, la expresión más carnavalesca y folclórica del gobierno -los tentáculos del ejecutivo- como es la señora justicia entregada al mejor postor de turno. Y los indígenas, nada más para la foto.

Yo no veo cambio ni proceso (sí judiciales a quien no comparte la ideología masista-leninista) porque los señores ministros del apocalipsis, no apellidan Parihuancollo, Uskamayta, Chubirú, Chonono, Colque, o algo así; pero no, los apellidos siguen siendo tan contundentes como Banzer, Berzain o Sánchez de Lozada. Ahí están: Llorenti, Romero, Morales, García Linera, etc. No cabe duda de que la dialéctica entre apellidos contundentes/plebeyos no ha cambiado en absoluto en Palacio de gobierno. Claro, cómo un Huanca podría ser marxista-leninista, pues, sería ir contra natura, no en vano dicen, que el señor Canciller no le tiene buena leche al Vice, por algo será no. Para mí y gran parte del pueblo, estos merluzos ministros, eso de querer aparecer como mártires de la democracia se les ha caído de la cara; lo más notable de su gestión, es que muestran unas misericordes figuras de rebeldes sin causa subidos en sus caballos apocalípticos.

El estrabismo económico y visual del ministro de la presidencia, de apellido tan contundente, además español, le ha llevado a afirmar no hace mucho eso de que en dos años más, Bolivia, dejará de ser considerado un país pobre; habrá querido decir, más bien, que la masa empleada del Estado del brazo del narcotráfico será el nuevo cártel tan rico y violento como el de Sinaloa. A pesar de que muchos de los males no nos vienen sólo del narcotráfico sino, también, del contrabando. Y no es que queramos un Estado aduanero ni abstemio en drogas. Por lo menos, el gobierno, debiera de ayudar -no a controlar- a construir un sistema jurídico que impregne toda nuestra sociedad, empezando por el poder judicial. Ya basta de la parafernalia discursiva sobre el pasado y eso de las heridas históricas; los culpables de que muchos se mueran por falta de atención médica o un seguro social, eficiente, gratuito y universal, no es Pizarro y su banda de saqueadores, sino el gobierno y los gobiernos que no supieron llevar adelante políticas económico-sociales y culturales serias. No es posible combatir el narcotráfico, el contrabando, el hambre, el desempleo con programas nimios como entregar canchas de futbol, canchas de básquet, mercaditos y piletitas públicas. Los jinetes y bestias del Apocalipsis están estrangulando al país ¿Va acaso el señor Vicepresidente echarse el fusil al hombro y la k’ulawa para derribar el narcotráfico? A lo sumo con eso alcanzará a desplumar tan sólo patos y pavos para su cena de navidad. Porque políticos avestruces sobran en el nuevo Estado Pluri.

Iván Castro Aruzamen

Teólogo y filósofo

miércoles, 13 de julio de 2011

REVOLTOSOS Y CURSIS

REVOLTOSOS Y CURSIS

A los revolucionarios de los sesenta los educaron para cursis. Sus familias eran cursis. El Ché por un lado y Mao por otro o los hermanos Castro, incluido Daniel Ortega, fueron una expresión grotesca de lo cursi; pues, bien sabemos que esos pequeño burgueses, como eran los que se decían revolucionarios, nada más querían parecerse e imitar a la burguesía; la barba, el fusil, sólo fueron excusas. Los chicos de blue jeans hablando de la pobreza del país, que cosa más cursi. Así que de revolucionarios como Gandhi o Luther King, nada, su cursilería revolucionaria no pasó de lo revoltoso.

En la Bolivia de Evo Morales y García Linera, hoy por hoy, se ha fraguado lo cursi por arriba y lo indígena popular por abajo. Por arriba, digo el gobierno, se quiere parecer cada vez más a una monarquía y sí pudieran restaurar en nuestro país un pusaj (9) tinsuyo, no dudarían; pero, por abajo, han buscado imitar o hacer parecer algo de socialismo, pero socializando la corrupción y el narcotráfico; aunque esa fascinación que muestran por el socialismo más parece la de un merluzo (borracho).

Un revolucionario reprimido y un obrero o indígena desclasado, son cursis de la peor raigambre. No es acaso cursi el Vice que se pasea por el Palacio Quemado con su abrigo negro muy a lo conde Patula o como no hace mucho acaba de confesar en un programa cursi de Santa Cruz, que va con su novia (o) invisible a pasear por las orillas del lago Titicaca, siguiendo quizá las huellas de Manko Capac y Mama Ocllo; los obreros e indígenas desclasados en el gobierno abundan, no. El señor Surco representa al típico sujeto desclasado, porque el régimen terminó por arrancarle la conciencia de clase y lo queda de él es sólo un cursi de lo más ordinario.

Pero, hay quienes nos salvamos de la cursilería hereditaria y de la educación sentimental de la cursilería. Unos porque leímos a tiempo a los metafísicos ingleses y los poetas malditos de Francia. Otros porque nos dimos cuenta en su momento, que entre el revoltoso cursi y el liberalote épico erótico, no había más diferencia que la del horario, pues, los primeros iban a misa de las siete y los segundos a la de nueve. El revoltoso cursi, el liberal erótico, el indígena desclasado, yo creo que son las capas antropológicas que hemos ido amontonando los bolivianos. Aunque todos hemos tenido un poco de lo uno o de lo otro, incluidos los novelistas, poetas y gamberros (libertino, pendenciero, malhechor). Si bien aprendimos todos a usar los tenedores, todos, niños de ayer y de hoy, nos cubre un manto común: la pobreza y lo cursi. Para no seguir con la cursilería de izquierda y el desclasamiento indígena, que además, han terminado aceptando todos los mitos del mercado, todas las conductas burguesas, todos los mimetismos y todos los vicios, sólo nos queda en este Estado Plurinacional de las cosas, vivir cada uno nuestra propia película todos los días en la calle. O finalmente, recuperar una nueva ola de gamberrismo como medio de protesta social.



Iván Castro Aruzamen

Teólogo y filósofo

MAGNIFICAS Y MISES, DESECHABLES

MAGNÍFICAS Y MISES, DESECHABLES



Desde que Pablo Manzoni (Pablo Mamani en aymará) con la mochila al hombro, se le ocurrió eso de las magnificas y a la señora Gloria Limpias (muy seguros no estamos de su pristino apellido), los concursos de belleza para mises de todo y de nada, los bolivianos, no hemos dejado de tener chicas para consumir, para anunciar, para mirar, para criticar (como fue el caso de la Piñeiro y los añitos que se rebajó para ganar el mis Bolivia 2010). Tenemos chicas para colgarlas en un almanaque, para enseñar sus dotes, para corromper a políticos y empresarios. Tenemos ya las chicas necesarias para el siglo, para todo el año, para el mes, para la semana, para el día. Pero, menos mal que existen quienes no caen encandilados por esa farsa mercantil, de las magnificas y mises, luciendo sus magníficos troncos. María Galindo, la versión femenina de Bukosky, les ha dado dura pelea a los magnates de la belleza plástica (incluida la cirugía) en Bolivia: el señor Manzoni y la señora Limpias.

Eso de la aceleración postmoderna ofrecida en los concursos, ya va siendo cada vez más una tontería; nada más consiste en hacer creer a las niñas ingenuas, que pueden cambiar de ropa interior tres o cuatro veces cada día; de coche tres veces cada dos años y de hombre una vez cada fin de semana, por supuesto, dependiendo del pavo. Claro, y lo más aberrante es que les hacen creer a las pobres que debemos cambiar de presidente cada 20 o 30 años.

Bueno, visualmente uno cambia de apetencias (chicas) a cada rato. Pero eso del negocio de la belleza está de buen tamaño. Y claro, como en Bolivia ya somos muy modernos, nos damos cuenta muy rápido de las diferencias en las chicas mercancía de un año a otro. Las magníficas y candidatas a mises del año pasado, eran un poco más domésticas; las de este año, como que las quieren hacer ver un poquito unas duquesitas, pobres pero progres, como si sus madres les hubieran bordado en los pañales una corona. Así, los eventos de belleza terminan siendo un festín de merluzas, una aglomeración para los ambiciosos, cuando la gran ambición que deberíamos tener los bolivianos debería ser la libertad.

Qué bien has dicho María G., que la liberación femenina, no pasa por un modelo nuevo de auto, un peinado carísimo, un vestido de lentejuelas, un contrato fotográfico para un almanaque o la imagen de una empresa o una portada para un desnudo, ni tampoco la chequera de algún sadomasoquista magnate. Pablo Manzoni y Gloria Limpias hacen chicas para echarlas al basurero, como esas toallas higiénicas que anuncian en la tele. Pablo Manzoni y Promociones Gloria, sólo le ponen precio a la belleza boliviana, en pocas palabras, promocionan rosas para que caigan en el wisky, la droga, la liposucción, la carnicería plástica o una aventura nocturna bien recompensada. A ver qué hacemos con tantas magníficas y mises, desechables y una democracia aparente.



Iván Castro Aruzamen

Teólogo y filósofo