jueves, 12 de marzo de 2009

FICCIONES DEMOCRÁTICAS

FICCIONES DEMOCRÀTICAS

No cabe duda de que en nuestro país durante los tres años de gobierno masista, sólo se han ido construyendo “ficciones democráticas”, que atentan, socapadamente, el derecho de todo una sociedad para gozar de una verdadera “democracia radical”; por tanto, lo que vivimos los bolivianos es nada menos que una “democracia limitada”, por la intervención autoritaria del poder ejecutivo.

Una de las primeras afrentas del MAS, ha sido la violentación de los mecanismos que posibilitan la puesta en práctica de garantías en torno a la igualdad frente a la ley; mientras Santos Ramírez, goza de ciertos privilegios procedimentales en su detención, otros, como los ciudadanos pandinos, son arrastrados en la más completa orfandad jurídica; la democracia rechaza todo tipo de moldes autoritarios y excluyentes como la del masismo.

Asimismo, hay que recordar que las elecciones por sí solas no vuelven democrática una sociedad. La última experiencia electoral, del pasado enero, nos demostró que el sistema de “partido de estado” es una bofetada contra la democracia, y peor aún si este induce el voto de los ciudadanos por consigna; de ahí que, muchos electores conscientes (40%) no les queda otro camino, más que la sublevación en contra de ese voto encadenado, que no hace sino humillar y despojar la voluntad ciudadana del sufragio libre; el voto controlado, que es el sostén de la noción de democracia manejada por el MAS, deviene, en una lesión gravísima de la libertad democrática, más complicado, se este ejercicio, por medio de la compra de votos, coacción e inducción, acaba por degradar el sentido electoral de toda democracia radical.

La democracia, desde el ámbito de la libre determinación, constituye un bien social de todo Estado, frente a la injerencia foránea. No podemos olvidar que, en otros momentos de la democracia boliviana, gobiernos como el norteamericano u otros, gobernaban a nuestros gobernantes; la figura no ha cambiado en absoluto, porque Chávez o el embajador cubano, gozan de una enorme influencia en la decisiones estatales del actual gobierno; una verdadera democracia implica soberanía, estado de derecho, vigencia de libertades, garantías individuales, circulación de ideas e información, pluripartidismo y relación entre mayorías y minorías; todo esto debiera ser expresado a través de un complejo de instituciones visibles del Estado, lo que en nuestro país pasa por un continuo desmantelamiento.

El gobierno de Evo Morales y Álvaro García Linera, en la democracia presente, no ofrece garantías para la existencia de una oposición, creativa y propositiva, así como el terreno para una sana competencia, porque desde el gobierno no se tiene idea de lo que significa el respeto a la diversidad, la pluralidad, la tolerancia y la puesta en práctica de un método de convivencia, que permita la expresión de disensos o la construcción de verdaderos consensos, permitiendo así la formulación de decisiones colectivas serias.

Dentro de los límites, que permite la democracia (democradura) moldeada por el masismo, las “cortinas de humo” para tapar escándalos u ocultar el rostro de la ineficiencia en la conducción del aparato gubernamental, se han convertido en el aporte más genuino que han logrado por el momento, sobre la comprensión de lo que se entiende por democracia. Por ejemplo, Evo Morales, intenta tapar los desfalcos de YPFB, que han manchado el discurso de cambio de su gobierno, desesperadamente, poniéndose al nivel de los grandes creadores de la novela de espionaje, como el inglés John Le Carré; “El espía que surgió del frío” de este último, ha sido sustuida por el “Espía que surgió de la corrupción”.

Las ficciones democráticas, creadas por el MAS son muchas otras, de las que posiblemente, nunca nos lleguemos a enterar, pero, innegablemente deforman el ejercicio democrático de todo un país, que empieza a tener una incipiente vocación democrática.

Iván Castro Aruzamen
Teólogo y filósofo
Profeso de derechos humanos

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