lunes, 26 de noviembre de 2012

JUAN DEL GRANADO

El jefe máximo del Movimiento Sin Miedo (MSM) -y que nada tiene que ver con la feliz expresión de Nietzsche, “Nosotros los sin miedo”-, Juan del Granado, ha hecho horas antes del Censo de población y vivienda 2012, unas in
felices declaraciones, propias de político que no piensa en absoluto antes de emitir opinión alguna. El doctor Del Granado, dijo que se definiría en el Censo como Chimán ante la pregunta de la pertenencia o no a algún pueblo originario campesino presente en la boleta censal; como si la identidad fuera algo que se cambia igual que las corbatas o los calcetines del señor Del Granado. Hasta donde sabemos los bolivianos, los indígenas del TIPNIS, no viven en condominios con ascensor, ni tienen gas domiciliario, ni luz eléctrica, mucho menos televisión por cable y peor aún empleada doméstica, que les permita con tanta facilidad cambiar una u otra identidad, por ejemplo, blancoide o descendientes de las familias más aburguesadas como la del jefe del MSM.
Del Granado, apellido tan españolísimo como Rajoy, Azkargorta, Franco o el PPE, y como todo ilustre oportunista de la hora actual, parece estar intentando un peligroso equilibrismo inevitable entre una derecha decadente, incivilizada y una izquierda con un rostro humano no tan claro; una postura no tan elegante como sus abombados ternos y bithles oscuros o los buenos modales de convertir el partido en una hacienda familiar, sino, ahí está la señora portavoz del MSM, Marcela Rebollo. Así, como van las cosas, el señor del Granado y el MSM, cada vez más se van acercando al fascismo de derechas, no otra muestra es su alianza con el gonismo retrógrado; por tanto, se aleja cada vez más de la verdadera justicia del pueblo, porque declararse identitariamente como Movima, Yuracare, Chiriguano y/o alguna de las 42 nacionalidades reconocidas por la Constitución, y sin serlo, no es sino una rampante discriminación hacia esas naciones. Le haría muy bien al señor Del Granado realizar una corta inculturación en el mundo indígena y la vida de los pobres, para ser coherente y solidario con su discurso.
Y claro, al ilustre abogado perseguidor de dictadores, no le ha salido bien el negocio de alzarse con la voz de los indígenas, porque estos, hoy como nunca antes, tienen y dicen muchas más cosas interesantes que cualquier culito blanco. Don Juan, podía haber quedado como una opción ante la ausencia total de opciones para el país, ahora, va a quedar como un falso profeta y libertador de terno, sin monóculo y sin corona; sólo le queda la fachada de haber sido un alcalde más o menos exitoso de una de las ciudades importantes de Bolivia, porque para ser revolucionario de derechas o de izquierdas, no se necesita equilibrismos de ningún tipo; pues, los ricos de los países periféricos como el nuestro, han tendido siempre dentro de la lógica equilibrista, a tener complejo de pobres, por eso se afanan en ser los más ricos y lo consiguen por medio de la política, que encubre el narcotráfico, contrabando, corrupción, tráfico de influencias y demás.
En sus infortunadas y desatinadas declaraciones de don Juan Del Granado, está claro que al MSM, no le mueve Carlos Marxs o Gramsci, ni siquiera Quiroga Santa Cruz, sino un capitalismo exacerbado y exasperado; y debiera saber don Juan que las masas hoy ya no se fían de los líderes (héroes) elegantes y títulos nobiliarios; políticos como Juan Del Granado están bien para las novelas de Scott Fitzgerald, vestidos de gran Gastby, porque el MSM y su jefe no representan por el momento nada revolucionario, al contrario es el rostro de algo involutivo, nostálgico y anticuado.
La figura de don Juan Del Granado, con sus declaraciones y otras posturas, no pasa de ser antiguo y señorial, por el apellido para empezar, y tan nostálgico como el tango Illimani. Definirse por solidaridad o pedantería algo que no se es, es igual que ser un reyezuelo con luces de salvador que se hunde en medio del mar.

Iván Castro Aruzamen
Teólogo y filósofo